Supongo que cuando una llega a cierta edad y cierto nivel de experiencia, empieza a escuchar aquello de “buah, tía, ¡podrías escribir un libro con todo lo que te pasa!” En concreto, a mis 33 años de edad y 89 años de historias, me lo repiten bastante. Tal vez la frecuencia se deba a conocer más gente nueva en los últimos cuatro meses que en los anteriores cuatro años. Tal vez se me da mejor ahora contar historias que antes. Tal vez ahora realmente tenga algo interesante que contar. Quién sabe.
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