Hanif Abdurraqib es uno de mis poetas favoritos, pero lo primero que leí suyo fue este ensayo en el Paris Review, y llevo queriendo traducirlo unos años. Me salió de una y no quiero editarlo, no por vanidad ni arrogancia, sino porque salió de mis propios turnos de noche. Aquí está con algo de maquetación, seguramente lo edite más adelante, cuando la luz rosada de otro amanecer me parezca menos herida y más cicatriz.
Author: V
Si estás leyendo esto, o eres una persona random que sigue este blog a pesar de lo esporádico de las publicaciones, o eres alguien cercano. Esta publicación va dirigida a ese público cercano.
Supongo que cuando una llega a cierta edad y cierto nivel de experiencia, empieza a escuchar aquello de “buah, tía, ¡podrías escribir un libro con todo lo que te pasa!” En concreto, a mis 33 años de edad y 89 años de historias, me lo repiten bastante. Tal vez la frecuencia se deba a conocer más gente nueva en los últimos cuatro meses que en los anteriores cuatro años. Tal vez se me da mejor ahora contar historias que antes. Tal vez ahora realmente tenga algo interesante que contar. Quién sabe.
My face is not my own. It’s very odd, to look in the mirror and see someone else.
My name is not my own. It’s quite comforting, to hear another in its stead.
I can’t seem to stop writing poetry lately, so here’s more.
It’s time for another one of these, I guess…
I keep writing poetry about myself, and then I have to share it. It must be some terrible illness.
Un pequeño poema nacido de la frustración.
Joey Comeau was my introduction to queer theory.
Sigo con mi ejercicio de vulnerabilidad y comparto esta especie de poema fruto de no poder moverme de la cama y cometer el error de entrar en mi cuenta de YouTube tras por lo menos 3 años.